martes, 8 de julio de 2014

Mujer, poeta, madre, esposa, maestra y amiga, la sonrisa es su atuendo caracteristico, las palabras sus compañeras fieles.

DOLORES CASTRO

"...la pobreza no es mala, la miseria sí. La pobreza le enseña a uno a valorar las cosas, a las personas. La dificultad también va haciendo crecer a la gente y a los hijos".


SEMBLANZA

Nació en Aguascalientes en 1923. Poeta, madre, esposa, maestra y amiga, Lolita, como la llaman muchos de los que la quieren, transforma con su trato el ambiente. La sonrisa es su atuendo característico, las palabras son sus compañeras fieles.

Estudió la licenciatura en derecho y la maestría en literatura española en la Universidad Nacional Autónoma de México y estudios de Estilistica e Historia del Arte en la Universidad de Madrid, de Lingüística y Literatura en la Asociación Nacional de Universidades e Institutos de Enseñanza Superior, y de Radio en el Instituto Latinoamericano de Comunicación Educativa. Fue fundadora de Radio UNAM y colaboró en la dirección de Difusión Cultural de la Universidad. Además, fue maestra fundadora de la ENEP Acatlán. Fue jefa de redacción en la revista Poesía de América, donde conoció a Cintio Vitier, José Lezama Lima, Fina García Marruz, Fernández Retamar y otros. También condujo el programa Poetas de México en el Canal 11 con Alejandro Avilés. Ha sido durante décadas maestra de muchas generaciones de poetas, a quienes nunca ha negado un prólogo, la presentación de un libro, una orientación o la generosidad y apoyo de su presencia en sus lecturas y diversas actividades culturales.

Formó también parte del grupo Ocho Poetas Mexicanos. Se les llamó así por la antología que reunió su obra, publicada por Alfonso Méndez Plancarte. El grupo estuvo integrado por Alejandro Avilés, quien entrevistó a todos para El Universal , Roberto Cabral del Hoyo, Javier Peñalosa, Honorato Ignacio Margaloni, Efrén Hernández, Octavio Novaro y Rosario Castellanos.

SU OBRA.

Su primer libro publicado fue El corazón transfigurado (1949). En la colección de Los epígrafes de Reyes Navares  publicó Siete poemas (1952) y Dos nocturnos. Entre su obra más reciente destacan Oleajes, IMC, El corazón y los confines, 2003; Dolores Castro, Anthologie Poetique, Índigo, París, Francia, 2003; ¿Qué es lo vivido? Obra poética Dolores Castro, del lirio, BUAP/UAZ, 2003; Íntimos huéspedes, ICA, 2004.

La poesía de Dolores Castro usa metáforas transparentes y casi coloquiales, que nos dan la impresión de hablar con una mujer cuya expresión natural es la poesía. Dolor y amor se expresan casi en abstracto en su obra. Sus temas recurrentes son el amor, el silencio, el dolor, la soledad y el deseo de vuelo. Ella misma expresa que sólo busca “las palabras necesarias, ni más ni menos, para hablar con amor a la verdad”

El esposo de Rosario Castellanos le pidió para publicar La tierra está sonando (1959), “mi primer libro del cual respondo, aunque le haría pequeñas correcciones”, dice. Es un conjunto de poemas breves con un hilo conductor común “el enfrentamiento a una realidad tangible y áspera. Son como pequeñas iluminaciones, vivencias de un sentido más profundo que encontré de pronto para mi vida”, explica la propia autora.
Los poemas de Cantares de vela (1960) “no quisieron ser poemas femeninos ni feministas, pero sí creo que tienen el sello de la vida de una mujer. No quisieron ser poemas femeninos porque escribir pretendiendo ser femenina es una coquetería inútil, porque una mujer escribe como mujer.”

Soles (1977) tiene tres partes. Una de ellas habla sobre vivencias inmediatas, y otra fue escrita tras los acontecimientos de 1968, como una búsqueda de aproximación a la realidad mexicana.

Además, es autora de los libros de poemas y antologías Qué es lo vivido (1980) el cuál obtuvo el Premio Nacional de Poesía Mazatlán 1980, Las palabras (1990), Poemas inéditos (1990), y No es el amor el vuelo (1995).


También escribió el ensayo Dimensión de la lengua y su función creativa, emotiva y esencial (1989) y es autora de la novela La ciudad y el viento (1962). Esta obra la empezó a escribir en 1954, tras su matrimonio con Javier Peñalosa, “Al final andaba jugando carreras: quién nacía primero, si la novela o el hijo, ya estaba a punto de dar el último grito y la última teclada.”

REFERENCIAS. 




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