El cielo está encancaranublado.
¿Quién lo encancaranublaría?
El que lo encancaranubló
buen encancaranublador sería.
La espontánea frescura de su
estilo radica en la presencia, dentro de sus relatos, de numerosas locuciones
coloquiales, expresiones vulgares y voces de la jerga lumpen, así como de otros
elementos léxicos y temáticos que introducen grandes dosis de humor, ironía y
sarcasmo. Su obra no está lejos, por ende, de la llamada literatura popular,
pero sin que ello implique la caída en fáciles concesiones a la cultura ágrafa;
muy al contrario, Ana Lydia Vega incluye en sus relatos constantes referencias
a postulados feministas y reivindicaciones sociales de alto calado intelectual,
casi siempre disfrazados detrás de ese estilo paródico y soez al que recurre
para reflejar la realidad desde una perspectiva crítica.
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